Regañás de cebolla y pimentón

Las regañás son de los panes más fáciles de hacer. No necesitas ser un experto en panes y fermentacón para hacerlas y además te permiten saborizarlas como te gusten.

Puedes añadirle ajonjolí u otras semillas pequeñas, puedes usar hierbas como el romero picado o el orégano y acompañarlas con cualquier crema untable, como este tartar de remolacha asada vegano, este hummus de habitas verdinas y langostinos o con este hummus de garbanzo, curry verde y yogur griego

Cuando las hagas, mételas en un recipiente hermético y disfrútalas a lo largo de la semana (aunque dudo que duren)

250 g de Harina panificable

110 g de Agua

25 g de Aceite de oliva (yo usé el aceite colado tras haber sofrito abundante cebolla)

1 cdta de Azúcar (Opc)

5 g de Sal

1 Cda de pimentón picante o dulce

5 g de levadura fresca o 2 g de levadura seca (un poco más si quieres que fermente antes)

Con estas cantidades puede que salgan unas 2 ó 3 bandejas. En el caso de que quieras agilizar el proceso, puedes hacer el doble y congelar parte de la masa una vez que haya fermentado un poco. Para congelarla, envuélvela en papel film. Cuando la vayas a preparar, sácala del congelador con tiempo y una vez descongelada espera a que crezca un poco, estírala y hornéala.

1. Mezcla todos los ingredientes y deja reposar tapado unos 10 minutos. 

2. Pasado el tiempo amasa un poco y deja que fermente tapado hasta que doble su volumen. Para taparlo puedes usar tanto un trapo húmedo como papel film. Puede tardar de 2 a 3 horas, dependiendo de la temperatura.

3. Baja la masa a la mesa de trabajo. Extiende la masa con la ayuda de un rodillo. Utiliza un poco de harina para que no se pegue. 

4. Colócala en un papel vegetal cuando la tengas del grosor que deseas (puedes extenderla directamente con el papel vegetal si te es más fácil. 

5. Con ayuda de un cortapasta, haz los cortes como quieras, cuadrados, rombos... Y haz perforaciones con ayuda de un tenedor.

6. Introduce en el horno precalentado a 175ºC durante unos 10-15 minutos, o hasta que veas que se le ha evaporado el agua y se han quedado crujientes. Lo ideal es abrir la puerta del horbo cada cierto tiempo para ayudar a que salga vapor.

7. Enfría encima de una rejilla y guarda de forma hermética una vez frías.